Mi palabrero es un artilugio que tiene la vocación de embelesar y morder. El embeleso de la palabra que cautiva y narra la vida cotidiana. Por cualquier cosa, sin que nadie se los espere, se llena esa vida de asombro, alegría, tristeza y dolor. Si nos rompemos porque el golpe ha sido contundente, no hay más remedio que juntar los trozos, amarrarnos con verguilla y seguir. Hay que seguir creyendo que es posible fabricar la esperanza; que es un pájaro que vuela alto y profundo.
Como Cuentero siento un compromiso profundo con lo que sucede a mí alrededor. La mordida es aquello que sucede cuando en este artilugio, se mezcla lo poético y lo político para convocar una reflexión que nos llene de interrogación y acción para cambiar la realidad. Hay que hacer un pacto con la vida. «Pasar de las palabras que tanto nos gustan a los hechos. Hay que fabricar algo que nos permita seguir trabajando, incordiando y opinando en la realidad.» (Adaptación de Luis Garcia Montero)
En “No sé qué decir” un mundo raro, un cuento chiquito y otras ocurrencias serán con su compañía, un camino que haremos juntos y qué espero sea liviano y bien bonito. Les espero y no se olviden del cojín, porque el chaplón se entierra en las nalgas.
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