Saltar y abrazar la luna

Demetrio quiso abrazar la luna y lo hizo, abrió los brazos hasta el límite del descoyuntamiento, tomó aíre profundamente, casi todo el aíre del mundo que había a su alrededor, cogió carrera, cerró los ojos y pumba… Abrazó aquella luna hermosa y grande de hojalata, que colgaba de una cadena metálica de uno de los carromatos del Circo Mundial. Se quedo allí largo rato saboreando aquella victoria. Después, lo cierto es que no sabía cómo bajarse de allí.

Demetrio, otro día, no se le ocurre otra cosa que ponerse a mear al pie de un arcoíris, todo el mundo sabe que si lo haces te conviertes en niña. A él eso no le asustaba, allí delante de un hermoso arcoíris de gama alta, con todos sus colores exultantes, se sacó la cuca y se puso a orinar en el mismo tronco del arcoíris, como si nada.

Al rato Demetrio se convirtió en una niña africana, grande, con los ojos grandes, con la sonrisa amplia, con el cabello apretado como una aulaga, con la alegría para siempre en sus entrañas. Claro que también le salieron alas y se fue volando al archipiélago de las Quintas Quimbambas, un lugar muy lejano en los mares de la Porra. Allí estaría a salvo de los mayores. Ese   archipielágico mundo está lleno de niñas y niños sabios. Un mundo raro.

Un cuento chiquito. Juan Carlos Tacoronte.

2 Comments

  1. A mi también me encanta como Demetrio, saltar y agarrar la luna. Escapar de este mundo raro.
    En más de una ocasión me frustré cuando buscaba los arco iris, y al estar cerca de ellos! No los pude rozar, ni nada. Quería ser como mis hermanos. Veía tan fácil ser un chico…

  2. Hola! Me ha gustado mucho la pequeña historia del hombre que siempre quiso ser mujer con espíritu de niño !
    Saludossssss
    Paz y Amor.

Comentarios